LA LEYENDA se refiere
a “EL encanto de un cura y dos monjas en la iglesia de Calamarca”, la
misma que se transmite de generación en generación.
En el Siglo XVI de la época colonial fue construido
una iglesia en la punta del pequeño cerro donde vivían un cura y dos monjas;
predicaban la fe católica y un día misteriosamente muere una de las monjas, no
se sabía el motivo de esa muerte, lo extraño es que al segundo día se derrumbó
la iglesia del cual tampoco se sabía la causa, quedaron atrapados el cura y la
monja, en realidad los cuerpos se habían desaparecido entre los escombros, no
encontraron nada.
Desde esa vez, todas las noches de luna llena se
escucha por las vacías calles del pueblo de Calamarca a las monjitas orando y
lamentándose y un hombre que camina rezando con una campanilla, algunos
comunarios por curiosidad salen a ver de ocultas y dicen ver a un cura junto a
dos monjas caminando hacia la iglesia, son como fantasmas que cuando se le ven
de cerca al alma, las personas pueden morir instantáneamente.
Después
de ese suceso reconstruyen la iglesia, pero al escuchar ruidos misteriosos y
los que se quedaban solos en la iglesia o alguien se quedaba hasta tarde
sentían como bajaba la temperatura y hacia mas frío de lo normal, la misma
iglesia un año después se volvió a derrumbar. Viendo estos extraños
acontecimientos nuevamente construyeron una iglesia en el pueblo. Esta iglesia
del pequeño cerro la volvieron a reconstruir pero esta cerrado todo el tiempo,
como símbolo de que allí están enterrados los cadáveres de los tres difuntos.
Sin embargo se descubrió en esta iglesia construida en piedra, una importante
colección de pintura virreinal. Ubicada sobre la plaza del pueblo, presenta una
estructura de tipo renacentista: cuerpo alargado, torre adosada y líneas
generales de ornamentación simple. Lo más interesante en su interior es la
serie de ángeles, arcángeles, querubines y serafines pintados en el siglo XVII
de estilo barroco mestizo y el uso amplio de simbología.
Dicen
también, que las iglesias de Carabuco y Calamarca tienen algo similar, ambos
son de piedras y su decoración interna es muy importante en la expresión
religiosa del momento. En los años 1656 el pintor de arte que había pintado
obras similares en la Iglesia
de Carabuco había venido desde la
Ciudad de Cuzco y desde que llegó a Calamarca, hizo brillar
sus obras coloniales. Por tanto se puede decir, que la pintura cuzqueña está en
Calamarca y los Católicos de Cuzco, Carabuco y Calamarca, tienen algo en común.
En
la altura de Calamarca, a 60 kmts de la ciudad de La Paz, siempre ocurren
accidentes de transito y de automovilismo. Los abuelos cuentan que cuando hay
un accidente, extrañamente no se encuentran los cuerpos, o es difícil de
reconocer y no tienen cristiana sepultura, entonces esa alma sigue andando de
pena en ese mismo lugar. Algunos no se despidieron de sus seres queridos; y
dicen que esas mismas almas hacen llamar a otras almas (jalan ajayus
de personas y de las movilidades) y ocasionan accidentes, tal vez también por
eso hay accidentes justo en esa parte de la carretera de Calamarca. Así
Calamarca guarda muchos misterios.