Ángeles con picardía
La iglesia de Calamarca alberga la serie más
completa de ángeles del barroco mestizo
La Razón / Carmen Beatriz Ruiz /
19 de septiembre de 2012
Generalmente
tienen los ojos bajos o te miran de reojo, desmintiendo con la boca, fruncida
en un mohín infantil, el gesto militar de las manos empuñando lanzas o
arcabuces. Quizá su encanto consiste en que su imaginería es una mezcla lograda
de actitud bélica con coquetería femenina. Son los arcángeles del barroco
mestizo y es casi imposible sustraerse a su seducción híbrida de alados seres
imaginarios y, al mismo tiempo, tan terrenales. Si quiere verlos acérquese a
Calamarca.
Calamarca está a unos 60 km de la ciudad de La Paz y su iglesia alberga a lo
que se reconoce como la serie más completa de ángeles del barroco mestizo.
Todas las pinturas son anónimas, por lo que se adjudican a un supuesto maestro
de Calamarca, quien, como explican los historiadores Teresa Gisbert y José de
Mesa, podría ser el pintor José López de los Ríos, que pintó los que hay en la
iglesia de Carabuco, departamento de La
Paz, allá por 1684.
Según Gisbert y Mesa, Dionisio de Areopagita, obispo y escritor
religioso del siglo VI, en su obra sobre la jerarquía Celestial dividió a los
ángeles en tres grupos: el primero, “en la cima de la jerarquía, rodeando a
Dios, lo componen serafines, querubines y tronos”; el segundo incluye a
“potestades, virtudes y poderes, quienes simbolizan la sabiduría divida”;
el tercer grupo es el de los “príncipes, arcángeles y ángeles, y están encargados
de la relación con la humanidad”.
Hay pinturas muy antiguas en algunas partes de España que, según
los mismos autores, “parece que precedieron a las de América”, mientras que en
los territorios del Nuevo Mundo “aparecieron hacia 1600 en la región que se extiende
desde el norte de Perú hasta el norte de Argentina”. En nuestro país se los
puede encontrar en las iglesias de poblaciones del altiplano, como las de
Calamarca, Peñas, Jesús de Machaca y Carabuco en el departamento de La Paz; Yarvicolla y Sora Sora en
Oruro, y en la de San Martín, del departamento de Potosí.
“Los ángeles son representados como seres asexuados, jóvenes e
imberbes, vestidos con trajes femeninos cortos, a veces con atuendos de
soldados del siglo XVII, llevando un arcabuz u otras armas de fuego”.
Andróginos príncipes del rayo, del granizo, el trueno, las estrellas y el sol;
de los planetas y cometas, de la luna y de la noche; de los terremotos; del
viento, nieve, tempestad, huracán, torbellino y otros fenómenos naturales.
Parece claro que la iconografía angélica estaba destinada, por un lado, a
sustituir la adoración “pagana” a los fenómenos de la naturaleza y, por otro, a
fomentar la devoción a esta corte celestial.
¡Vaya si lo lograron! Los ángeles coquetos siguen ahí, firmes en
sus velados pasos de danza, desafiando desde las paredes de las iglesias
del altiplano el paso del tiempo, el descuido y los ataques humanos y de la
naturaleza. Nos invitan y nos esperan con el mismo gesto ambiguo de ingenuidad
y lascivia con el que fueron pintados hace casi cinco siglos, en una
representación sorprendente de lo que el mundo religioso esperaba de ellos, que
fueran mensajeros, vigías y alcahuetes enlazando el cielo con la Tierra. Pero era
demasiada tentación…
Probablemente, cuando el obispo Dionisio de Areopagita los
describía con tanto detalle y, siglos más tarde, los pintaba con amor el
Maestro de Calamarca, jamás imaginaron que iban a enamorarse de la Tierra y de los seres
humanos, tanto, que decidieron quedarse a vivir entre nosotros.
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Una delegación de estudiantes de Calamarca y el Alcalde Yesid Luin Mamani, reciben la visita de la Embajada de España en La Paz Bolivia, para ver y participar en la semana del CINE ESPAÑOL. Fué en diciembre de 2011. |
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El Martes de Cine en versión rural
La Razón: 11 de diciembre de 2011.
“Es una actividad relacionada con el Martes de Cine que se organiza
desde hace 14 años en La Paz, Santa Cruz y otras ciudades principales
del país. Desde hace dos o tres años, pensamos en extender el proyecto
al medio rural, que no tiene acceso a servicios culturales y al que por
distintas razones no habíamos podido llegar”, explica el embajador
español Ramón Santos.
Las pruebas piloto para que
esto se haga realidad el siguiente año, comenzaron con las ocho
comunidades paceñas y cruceñas enunciadas más arriba, con la proyección
de La lengua de las mariposas, película cuyo contexto se centra en la
Galicia rural previa a la guerra civil española (1936-1939), donde un
pequeño, su familia y su profesor son los personajes principales.
El auditorio de la biblioteca de Calamarca está repleto. Las luces se
apagan. Los asistentes lucen atentos, en silencio. El verdor del norte
ibérico que se plasma en la pantalla contrasta con los ocres andinos de
la localidad famosa por su iglesia colonial de piedra, sus ángeles
barrocos y sus fiestas.
“La idiosincrasia de los
hombres del altiplano es muy conservadora. La cinematografía de la
península es muy explícita para lo que ellos están acostumbrados”,
expresa el gestor cultural de la Embajada de España, Guillermo Amado,
quien fue uno de los encargados de escoger el filme.
Las mujeres y adolescentes son mayoría entre el público. Las autoridades
originarias no dejaron escapar la oportunidad y no pestañean ante las
imágenes. Las emociones están a flor de piel y saltan a la vista cuando
los espectadores se sumergen de lleno en la historia y participan de
ella con suspiros, palabras de aliento, risas, zapateos, aplausos o
muestras de rechazo.
Pero se tuvo que gestionar
bastante para llegar a esto. Los auspiciadores de En camino cine español
no sólo se toparon con el condicionamiento de los líderes calamarqueños
para obtener el beneplácito. Por ejemplo, en el municipio Waldo
Ballivián no estaban de acuerdo en que se proyecte una cinta que no
tenga relación alguna con la cultura de los bolivianos.
Sin embargo, la búsqueda de promover la interculturalidad, para que se
conozca cómo es la vida en otros lugares del mundo, pudo consolidar el
proyecto en las ocho zonas rurales. No obstante, en el oriente, los
organizadores consiguieron más amplitud de las autoridades y los
pobladores para el arribo de las pantallas y el cine español.
En Calamarca, el día de la proyección, el público es también
protagonista. Jhenny tiene 16 años y cursa en la prepromoción; ella está
junto con sus amigos, extasiada. “Nunca antes vi cine, aquí no llega,
sólo vemos películas en DVD. Yo he visto Chucky y novelas de amor en la
Tv, nada más. Me ha gustado harto esta película porque te da felicidad,
pena y curiosidad”. A su lado, Carlos comenta: “Yo veo filmes de acción
de Jackie Chan, Jet Lee y vemos todo por DVD y nunca había visto algo
como esta película, bien bonita ha sido”.
Doña Nora
también fue una de las invitadas, a sus 54 años relata que no tiene un
reproductor de DVD, que a veces mira la televisión para distraerse y que
solamente vio una cinta en pantalla grande, gracias a los pastores.
“Las iglesias de hermanos evangelistas traen películas, pero esta
película española es diferente, me ha gustado mucho ver a esa familia,
al profesor, a la gente del pueblo bailando en su fiesta”.
Un ‘apthapi’ por el buen recibimiento
Mónica es seria al momento de ser entrevistada, pero a la hora de
hablar o dejar que le tomen una foto, la adolescente no tiene problema
alguno. Sin titubear, comparte los sentimientos que le generó la
proyección. “Me ha gustado mucho y espero que nos traigan muchas más
películas porque los jóvenes queremos ver y saber de la vida de otras
personas en otros lugares del mundo”, dice, y acomoda su cabello
trenzado.
Al finalizar la exhibición, la oleada de
aplausos no se deja esperar, la alegría se expresa en los rostros
cobrizos y tanto organizadores como lugareños comparten un suculento
apthapi y salteñas para celebrar la acogida que tuvo el cine español.
Otro que quedó impactado es al alcalde de Calamarca, Yecid Luin Mamani.
“El niño curioso muestra la realidad de la España de esa época y su
convivencia con la naturaleza es maravillosa”, manifiesta, emocionado.
Por lo visto, el Martes de Cine está garantizado desde el siguiente año.